miércoles, 13 de febrero de 2019

Carta de amor a Paint

Microsoft Paint, te amo.
No se cuantas veces te he abierto sólo para hacer líneas de un lado a otro y rellenar los espacios con la herramienta de relleno, pero - incluso desde mi mayoría de edad - han sido demasiadas. Lo más probable es que hacer tanto eso cuando chico, cuando el internet no me funcionaba o cuando esperaba a que mis amigos se conectaran en MSN o entraran a Club Penguin fue lo que terminó desarrollando mi cariño al arte abstracto al punto de llorar hace unos meses frente a una pintura de Ramón Vergara. No diré que la cantidad de cursos a los que me inscribieron mis padres cuando chico (y a los que me inscribí yo después) para poder aprender más sobre arte no me afectaron, por supuesto que no, pero no hay una experiencia que acerque tanto el arte como abrir Paint y dibujarle sombreros a fotos de mi perro.
Ahora que crecí un poco y sigo haciendo cosas, intentando dibujar aunque sea una vez al día, aún abro Paint. Y dibujo pura mierda, que eso quede claro. El programa no tiene capas y ahora al copiar imágenes sin fondo se pone un cuadrado negro, lo cual es el cambio más aweonao que pudieron haber hecho. Pero puta que lo quiero. No desmereceré el trabajo de los profesores de arte que tuve en el colegio (porque desmerecer la pega de los profes te pone altiro en el último círculo del infierno) pero. Paint.
Cuando Windows te elimine para siempre será el día donde me cambie a Linux para siempre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario